Tú me das tu protección; me salvas con tu gran poder y me concedes la victoria. Me despejas el camino para que no tenga yo tropiezos.
Salmos 18:35-36 TLA
En esta ocasión el salmista declara lo que sucedió después de que puso su confianza en Dios y se dejó guiar por él.
Escrito para: minutocristiano.blogspot.com
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