He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, me he mantenido en la fe. Por lo demás me espera la corona de justicia que el Señor, el juez justo, me otorgará en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que con amor hayan esperado su venida.
2 Timoteo 4:7-8
Cuando pienso en el apóstol Pablo no puedo evitar pensar en Jesús, el único ser humano que aunque fue tentado en todo nunca pecó y que por si fuera poco se puso como ejemplo a seguir para agradar a Dios en cada área de nuestras vidas. Él seguramente pensó que eso no era posible para humanos normales y por eso constituyó a su siervo Pablo como prueba de que sí se puede ser imitador de Cristo.
La vida cristiana no es color de rosa y eso es bien sabido por todos. El vivir como Cristo vivió conlleva grandes sacrificios. No obstante, estas palabras deberían ser aliento para nosotros, puesto que el que nos llamó no nos dejará sin recompensa si es que peleamos la buena batalla hasta el fin de la carrera.
Escrito para minutocristiano.blogspot.com