Marcos 7:20-23
A través de este pasaje, el Señor le está dejando claro, no solo a los fariseos, sino también a todo aquel que afirme que busca agradar a Dios, que si bien es cierto que las disciplinas como el congregarnos, ayunar, orar, leer la Biblia y demás; no es por esas obras que somos limpios delante de Dios, sino cuando revisamos nuestras motivaciones y nos aseguramos de tener la actitud correcta.
De nada sirve al hombre llevar una vida religiosa si en su corazón no hay amor por las demás personas, pues la raíz de toda inmoralidad sexual, hurto, avaricia, traición y demás, es la ausencia de amor, tanto a nosotros mismos como a los demás cuando hacemos cosas que sabemos que a la larga son perjudiciales.