Les aseguro que si alguno le dice a este monte: “Quítate de ahí y tírate al mar”, creyendo, sin abrigar la menor duda de que lo que dice sucederá, lo obtendrá.
Marcos 11:23
Cuando Cristo pronunció estas palabras, no estaba diciendo que Dios nos concedería cualquier capricho que se nos ocurriera declarar solo por no dudar en nuestros corazones. De hecho, si lo pensamos detenidamente, un poder así en manos equivocadas podría resultar desastroso. Mas bien, lo que nos está diciendo es que no hay límites para lo que Dios puede hacer por nosotros si se lo pedimos con fe.
Para empezar, Jesucristo nunca hizo nada en la tierra por voluntad propia, ya que vino a cumplir la misión de dar a conocer a su padre y por ende, con su ejemplo, nos mostró lo que Dios haría en su lugar. Teniendo en cuenta que todos los milagros que él hizo fueron por voluntad de Dios, antes de pedir algo, debemos asegurarnos que tenemos la motivación correcta y que lo que pedimos va acorde con los planes de Dios. Cuando hayamos hecho esto, no debemos dudar que Dios puede, quiere y hará lo que le pedimos.