30 de noviembre de 2020

Sacando fuerzas de la debilidad


Por eso me regocijo en debilidades, insultos, privaciones, persecuciones y dificultades que sufro por Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte. 
2 Corintios 12:10 

¿Con qué podría comparar los sufrimientos de los apóstoles que dieron su vida en nombre de la fe? Yo diría que con todos los esfuerzos y sacrificios que hace un buen padre con escasos recursos para sacar adelante a su familia, especialmente a sus hijos con la esperanza de que estos se conviertan en personas de bien que aporten a la sociedad y sean felices.

Así como la recompensa de ese padre esforzados es ver a sus hijos bien, la de un predicador es que la gente escuche la palabra, se conviertan y sean bendecidos al aplicarla, pero hay muchos que la despreciarán e incluso harán de todo por silenciarnos; a los apóstoles les pasó y a muchos otros hasta les costó la vida, pero ellos perseveraban por aquellos que si los oirían y sabiendo que su premio viene de arriba. El tener eso claro les daba el animo que necesitaban para ser fuertes en medio los problemas.
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