No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.
2 Corintios 4:18
La vida pasa, todo cambia, la juventud con todos sus afanes, modas y caprichos van pasando hasta eventualmente caer en el olvido. El mundo moderno es inimaginablemente distinto al de los tiempos bíblicos y ¿adivina qué? La Palabra de Dios sigue aquí, tan vigente hoy como cuando fue escrita. Porque lo que es de Dios permanece para siempre.
--Por: Álvaro Martínez V.
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