Multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo, y les daré todas esas tierras. Por medio de tu descendencia todas las naciones de la tierra serán bendecidas, porque Abraham me obedeció y cumplió mis preceptos y mis mandamientos, mis normas y mis enseñanzas.
Génesis 26:4-5
Aunque Abraham no vivió lo suficiente (nadie puede vivir tantos cientos de años) para ver el pleno cumplimiento de esta promesa, él confió en Dios y nosotros los que vivimos hoy, sabemos que cumplió hasta el más mínimo detalle de lo que había prometido. Hoy a través de Cristo todos somos benditos, pues al creer en él nos convertimos en hijos de Dios y somos lavados de toda inmundicia pecaminosa. Esto nos debe alentar a confiar en Dios.
Puede que hoy te sientas agobiado por los problemas, pero Dios no te ha olvidado. Él tiene cuidado de ti aunque no lo parezca y así como en el pasado te ha ayudado muchas veces, volverá a hacerlo. Si le cumplió a su siervo Abraham, también a ti te cumplirá lo que prometió. ¡No te rindas!
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Escrito por: Álvaro A. Martínez
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