¿A quién no le gusta recibir lo que quiere? Yo creo que a todos, por eso oramos y le pedimos a Dios tantas cosas, pero ¿Cuántos de nosotros nos preocupamos por decir y pensar cosas que agraden a nuestro Redentor, Proveedor y Fortaleza? Nuestra oración, antes de pedir, debería ser como la del salmista:
Sean, pues, aceptables ante ti
mis palabras y mis pensamientos,
oh Señor, roca mía y redentor mío.
Salmo 19:14
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Escrito por: Álvaro A. Martínez
Para: minutocristiano.blogspot.com
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