A la virtud de vernos reflejados en nuestro prójimo se le conoce como empatía. Dios nos manda a amar a los demás como nos amamos a nosotros mismos, por ello es indispensable que todo creyente sea empático, es decir, que así como nosotros tenemos necesidades tanto materiales como espirituales y emocionales, los demás las tienen. Por esto debemos ocuparnos no solo de nosotros mismos, sino que en la medida de nuestras posibilidades debemos procurar ayudar a quien lo necesite, pues esta es la voluntad de Dios: que nos amemos los unos a los otros. (Juan 13:34; 1 Juan 4:7)
Alégrense con los que están alegres; lloren con los que lloran.
Romanos 12:15
¡Piensa en esto y compártelo!
Escrito por: Álvaro A. Martínez
Para: minutocristiano.blogspot.com
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