Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.2 Corintios 12:9
Lo que sabemos del anterior versículo es que Pablo tenía una petición, por algo que le estaba molestando, solo sabemos que él lo llama "el aguijón de la carne" y es un recordatorio de que por mucho que necesitemos, o creamos necesitar un milagro, no siempre recibiremos lo que pedimos. A Pablo le dijo: "bástate mi gracia" y puede que a ti también te diga lo mismo.
¿Por qué le dijo eso? No lo sabemos, lo que sí sabemos es que Dios siempre tiene un buen motivo para hacer o no hacer lo que hace, sabemos que nos ama y que jamás haría algo que no fuera por nuestro bien. Ahí es cuando se pone a prueba nuestra lealtad, ¿Seremos incondicionales con Dios o solo "cuando nos conviene"? A pesar de que Dios no le dio a Pablo lo que le pidió, Pablo gustosamente siguió sirviéndole aunque acabara perdiendo la vida por ello.
Por: Álvaro A. Martínez
Escrito para: minutocristiano.blogspot.com
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