En los tiempos de Pablo no existían los computadores ni el internet. No solo eso, hablar de Jesús era un delito que se pagaba con cárceles, azotes y hasta con la vida. Era un riesgo terrible. Pero esto no lo amedrentó, eso debería servirnos de ejemplo a ti y a mi que creemos en Jesucristo. ¿Por qué?
Para empezar, en países occidentales como Colombia aún hay libertad de culto, por lo que podemos ir tranquilamente a la iglesia y hablarle a otros de Cristo. Sumado a esto, contamos con internet que nos permite llevar el mensaje de la Palabra de Dios a millones de personas. ¿Qué esperas? ¡Aprovecha!
Que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.
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