A ti, Señor, elevo mi clamor
desde las profundidades del abismo.
Escucha, Señor, mi voz.
Estén atentos tus oídos a mi voz suplicante.
Salmo 130:1-2
El rey David fue un hombre imprudente en gran manera, pues en varias ocasiones se pone en evidencia según el relato bíblico cuando manejó de manera indebida su autoridad e incluso los asuntos de su casa. ¿qué lo hacía especial para Dios? Que a diferencia de otros personajes que ocuparon el trono del pueblo de Dios, este reconocía sus errores y buscaba el rostro de Dios sea en las buenas o en las malas.
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