Gritarán de júbilo mis labios cuando yo te cante salmos, pues me has salvado la vida.
Salmo 71:23
Dios está ahí en todo tiempo para nosotros, su mano no se acorta para bendecirnos, por lo cual debemos estar confiados en él, porque sin importar cuán dura sea la situación que estemos atravesando, él es fiel para socorrernos en el momento oportuno.
El salmista fue consciente de esta verdad, de hecho había sido testigo de la intervención divina, por lo cual se emocionaba al recordar toda la bondad del Señor y no podía menos que gritar de alegría al anunciar todas las maravillas que Dios hacía en el. Ahora la pregunta es ¿Nosotros reconocemos también la intervención divina en nuestras vidas? ¿Estamos listos para gritar de emoción como el salmista?
Escrito para: minutocristiano.blogspot.com
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