A veces nos pasa que como cristianos sabemos que Dios nos dejó como mandamiento que amemos a los demás como nos amamos a nosotros mismos, pero seamos francos: no siempre es fácil y "hay prójimos que no colaboran", puesto que amar va mucho más allá de ser amable con la gente.
Dios es consciente de lo difícil que puede ser llegar a cumplir este mandamiento, por lo cual nos dejó el ejemplo de Jesucristo, el cual por amor a la humanidad pagó con su vida por los pecados de todos nosotros para darnos esperanza. El meditar cada día en su vida y obra expresada en los evangelios y el relacionarnos a diario con él mediante la oración nos dará la fuerza necesaria para seguir su amoroso ejemplo.
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