¡Manos a la obra!

He visto cantidades de cristianos que a pesar de llevar muchos años leyendo la Biblia, congregándose, orando y ayunando conservan intacta la mentalidad que tenían cuando andaban por la vida sin Cristo; también he visto congregaciones que se rehúsan a exhortar a los hermanos cuando caen en pecado o se comportan de manera indebida, ya que aseguran que eso le corresponde al Espíritu Santo.

Contrario a lo que muchos afirmarían no estoy juzgando, lo que estoy diciendo es que Dios no va a hacer en nosotros algo que nosotros no estemos dispuestos a permitir. Es cierto que no es por obras sino por fe, pero también es cierto que la fe sin obras es muerta; así que si realmente tenemos fe debemos demostrarlo con nuestros actos (Stg 2:17-18) y como miembros del cuerpo de Cristo debemos motivarnos mutuamente a poner en práctica lo que aprendemos de la Palabra y corregir con amor a los hermanos que estén fallando (Heb 3:13).

Por tanto, hagan morir todo lo que es propio de la naturaleza terrenal: inmoralidad sexual, impureza, bajas pasiones, malos deseos y avaricia, la cual es idolatría. 

Colosenses 3:5

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