No es un secreto que la vida cotidiana con todos sus afanes puede llegar a convertirse en una pesada carga difícil de llevar, de hecho esto no es nuevo, sino que el mismo Jesucristo hace dos mil años lo reconoció. Es por ello que su invitación a acercarse a él sigue tan vigente hoy como en aquel entonces, ya que sus enseñanzas son prácticas y como un refrigerio para quien las aplica.
¿Por qué? Porque, entre otras cosas, Jesucristo nos invita a confiar en Dios y en lugar de angustiarnos por aquello que no podemos hacer, recordemos que tenemos un Padre que nos ama y que no permitirá que padezcamos más allá de lo que podamos soportar. ¿No te parece reconfortante el hecho de que puedas comentarle a Dios tu situación y sepas que así como vino el problema, él puede ayudarte a resolverlo?
Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Mateo 11:28