No sean como sus antepasados,
a quienes les proclamaron
los profetas de antaño
que así dice el Señor Todopoderoso:
‘Vuélvanse de su mala conducta
y de sus malas prácticas’.
Porque ellos no me obedecieron
ni me prestaron atención
—afirma el Señor—.
Zacarías 1:4
Alguien dijo alguna vez que no le recomendaba a nadie leer el Antiguo Testamento porque nos vamos a decepcionar al encontrarnos con un Dios Sanguinario que se complacía en un pueblo que derramaba ríos de sangre y se dedicaba a saquear ciudades aledañas masacrando indiscriminadamente a todo aquel que se les cruzara en el camino, aunque fueran mujeres o niños.
Sin embargo, al analizar el contexto, vemos que en aquellos tiempos las naciones en general eran derramadoras de sangre y cometían toda clase de pecados sin el menor remordimiento, de hecho así como cuando hacían bien, Dios honraba a su pueblo, también permitía que le pasaran cosas malas cuando se descarriaban. De ellos aprendemos que la obediencia a Dios y la fidelidad trae prosperidad pero la terquedad no trae nada bueno. ¡Aprendamos de su historia!
Escrito para minutocristiano.blogspot.com
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