Así que ayunamos y oramos a nuestro Dios pidiéndole su protección, y él nos escuchó.
Esdras 8:23
A medida que leemos las escrituras, aprendemos las historias de aquellas personas que confiaron en Dios y vieron cómo se manifestó a su favor. Vemos milagros asombrosos, llamados especiales e incluso cómo algunos de ellos fueron llevados al cielo para no ver muerte, como en el caso del profeta Elías o el buen Enoc.
Mi tío solía decir que los relatos bíblicos no son más que la mitología del pueblo de Israel, así como la mitología griega o la de otras naciones antiguas. Sin embargo, lo que dice la Biblia es fácilmente comprobable, solo basta con estudiar un poco y darle la oportunidad a ese Dios de manifestarse en nuestras vidas. Pues los relatos bíblicos están ahí para recordarnos que Dios está cercano a aquellos que le buscan y no defrauda a los que en él confían.
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