1 Juan 5:5
Cuando era niño, mi amigo Pepe* se caracterizaba por ser un chico bastante tímido e introvertido, pero a pesar de ello, fue la primera persona que me invitó a una iglesia evangélica. Sus padres eran devotos cristianos que le enseñaron los principios de la palabra desde muy pequeño y por eso, aunque se le presentara cualquier tipo de tentación, podía enfrentarla o huir en caso de ser necesario.
Aunque en aquel entonces solía burlarme de él e incitarlo a pecar, hoy comprendo la importancia de inculcar en los hijos y mostrar con el ejemplo los valores cristianos, pues vivimos en un mundo donde el pecado es cada vez mas exaltado y premiado, sumiendo a las nuevas generaciones en la mas densa oscuridad. Por tanto, tenemos la ardua tarea que consiste en ser luz a quienes nos rodean.
* Nombre cambiado.