3 Juan 1:2
La comunión entre los hermanos es casi tan importante como lo es la comunión con Dios, ya que la voluntad de Dios es que nos amemos los unos a los otros así como Cristo nos amó (Jn 13:34) por tanto, es imposible vivir en santidad de manera individual, ya que la santidad consiste en hacer la voluntad de Dios y no solamente dedicarnos a orar y leer la Biblia como un ermitaño.
Aquella persona que ama a Dios y está comprometida con hacer su voluntad, también debe estar comprometida en orar por sus hermanos de la fe con un interés genuino en el bienestar de ellos, pero también está dispuesta a ayudarles en lo que sea necesario según sus capacidades. Así que la invitación de hoy es a llenarnos no solamente de Biblia y oración, sino de amor genuino por aquellos que nos rodean.