Pero precisamente por eso Dios fue misericordioso conmigo, a fin de que en mí, el peor de los pecadores, pudiera Cristo Jesús mostrar su infinita bondad. Así vengo a ser ejemplo para los que, creyendo en él, recibirán la vida eterna.
1 Timoteo 1:16
Muchas veces, cuando me encuentro con personas inconversas y tengo la oportunidad de escuchar sus historias y hablarles acerca de Dios y lo que quiere hacer con nosotros; suelo encontrarme con una objeción: "todavía no estoy preparado, tengo muchos pecados". Francamente no entiendo de dónde saca la gente que Dios necesita personas preparadas para llamarlas.
Si leemos en los evangelios, Jesucristo no llamó a los fariseos que habían dedicado sus vidas a estudiar y enseñar las Escrituras, de hecho era criticado precisamente por estos, ya que Jesús llamaba a los peores pecadores y los preparaba en el camino. Del mismo modo, hoy Dios no llama a maestros, sino a personas del común que esté dispuesta a dejarse enseñar por él y a poner en práctica lo aprendido.