Porque donde hay envidias y rivalidades, también hay confusión y toda clase de acciones malvadas.
Santiago 3:16
Recuerdo que cuando estaba empezando en mis caminos como cristiano, visité varias iglesias y me di cuenta que al socializar con sus miembros, era común encontrar divisiones, rivalidades y celos; me sentí decepcionado al ver que no hallaba un lugar donde hubiera una armonía perfecta como la que se describe en el libro de los Hechos en la iglesia primitiva, así que eventualmente me fui resignando.
Con el paso de los años, comprendí que no hay iglesia perfecta porque están conformadas por seres humanos imperfectos. No obstante, recuerdo que un líder me aconsejó alguna vez que si veía que las cosas no marchaban como deberían, yo debía marcar la diferencia y con mis resultados inspirar a los demás. Es por eso que hoy les comparto este mismo consejo y los invito a enfocarnos en las virtudes de otros y tratar de imitarlas, inspirando así a los demás con nuestro buen ejemplo. Así es como marcamos la diferencia.