«A ti, Dios de mis padres,
te alabo y te doy gracias.
Me has dado sabiduría y poder,
me has dado a conocer lo que te pedimos,
¡me has dado a conocer el sueño del rey!»
Daniel 2:23
Lo que Dios espera de nosotros no es solamente que nos acordemos de él en momentos de aflicción, tampoco cuando ocurren "cosas milagrosas" en medio de situaciones ordinarias donde no queda de otra que reconocerlo, sino que podamos identificar su mano aún en situaciones de las que aparentemente salimos solos; es decir, por nuestros propios medios.
Puede que hayas orado para resolver algún problema de cualquier índole y tras haber meditado en el asunto detenidamente se te haya ocurrido una buena manera de solucionarlo eficazmente, pero aún eso que parece nacido de nosotros mismos es posible gracias a Dios. Ya que es Dios quien nos da la capacidad de resolver situaciones complejas y hace posible que las cosas "se den" de modo que nos vaya bien. Así que por eso y más le debemos gratitud a él.