Y dijo: «Hagamos al ser humano
a nuestra imagen y semejanza.
Que tenga dominio sobre los peces del mar,
y sobre las aves del cielo;
sobre los animales domésticos,
sobre los animales salvajes,
y sobre todos los reptiles
que se arrastran por el suelo.»
Génesis 1:26
Lo de señores de la tierra probablemente lo hayamos notado al ver nuestra posición dominante y la capacidad de transformarla a nuestro antojo y beneficiarnos de sus habitantes, sin embargo señorear no es abusar con tiranía destruyendo todo a nuestro paso, sino que como Jesucristo, Dios desea que amemos, cuidemos y demos nuestra vida por el bienestar de aquellos sobre quienes señoreamos (Fil 2:5-11).