Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Consolador para que los acompañe siempre.
Juan 14:16
Eran tiempos turbulentos, se acercaba el tiempo señalado para la ejecución de Jesús y la situación no podría estar peor para aquellos que debían seguir predicando después de él, ya que todos los enemigos del cristianismo estaban al acecho, resueltos a exterminar a todo aquel que se atreviera a seguir predicando y ya no estaría el Maestro para defenderlos ¿qué hacer?
Ante semejante situación es natural que los discípulos tuvieran miedo, pero Jesús los consuela afirmando que no estarían solos, sino que envaría a alguien en su remplazo para guiarlos y darles poder. Puede que hoy pasemos por situaciones complicadas sin aparente solución, pero así como en aquel tiempo Jesús hizo con sus discípulos, hoy nos consuela al recordarnos que no estamos solos.
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