Si alguien afirma: «Yo amo a Dios», pero odia a su hermano, es un mentiroso; pues el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios, a quien no ha visto.
1 Juan 4:20
Muchos toman éste pasaje de manera muy literal al afirmar que es necesario ver a alguien físicamente para poder amarlo, siendo que cuando uno ama a alguien es por sus cualidades invisibles como su personalidad y lo que hace por los demás. Pero también es posible que idealicemos a una persona con cualidades de las que carece, ahí estaríamos amando a nuestro imagen de dicha persona y no a la persona como tal.
Para poder amar a Dios debemos conocerlo y para eso debemos estudiar su Palabra. Sabiendo que fuimos hechos a imagen y semejanza de Dios, él espera que lo veamos e identifiquemos sus cualidades en las demás personas a quienes él ama y se complace en que también nosotros las amemos.