El Señor es mi pastor, nada me falta;
en verdes pastos me hace descansar.
Junto a tranquilas aguas me conduce.
Salmos 23:1-2
David era un hombre que a pesar de sus errores se dejaba guiar por Dios y procuraba siempre averiguar qué era lo que Dios opinaba sobre cada asunto. Es por eso que él comienza éste salmo afirmando categóricamente que así como un buen pastor que guia a sus ovejas a los mejores pastos para que se coman tranquilamente, Dios guia a los suyos a través de la vida a lugares de bendición.
Hoy no necesitamos profetas para escuchar a Dios ni hacer sacrificios animales para agradarle, basta con que estudiemos su palabra y aprender de las historias ahí registradas cómo se relaciona Dios con nosotros y cómo podemos agradarle. Asímismo, podemos buscarle a través de la oración y dejar que él nos susurre por su Espíritu lo que debemos hacer en cada situación y cómo hacerlo.