Con su riqueza el rico pone a salvo su vida,
pero al pobre no hay ni quien lo amenace.
Proverbios 13:8
No es un secreto, que en nuestra sociedad todo se mueve con dinero. Para casi cualquier cosa que desees o incluso algo tan elemental como vestir o comer, necesitamos del papel moneda. Es por eso que día a día damos lo mejor de nosotros y de nuestro tiempo trabajando para conseguirlo y así cubrir tanto nuestras necesidades básicas como para poder darnos ciertos "gusticos".
El problema no es tener dinero, tampoco querer tenerlo; el problema es cuando el dinero se convierte en nuestra máxima prioridad y ponemos toda nuestra confianza en las riquezas que hayamos acumulado. Dios desea que recordemos siempre que todo viene de él y que aunque el dinero llegue a faltar, él nunca faltará sino que estará presto para atendernos en todo tiempo, por lo cual nuestra confianza debe estar siempre puesta en aquel que nos da todas las cosas.