Mientras caminó entre nosotros, Jesucristo fue nuestro ejemplo en todas las cosas porque él mismo agrado a Dios en todo. Así que si queremos agradar a Dios en todo, debemos pensar, sentir y caminar como lo hizo Jesucristo; quien a pesar de haber sido tentado en todas las formas posibles salió vencedor y recibió su merecida recompensa.
Del mismo modo, Dios promete recompensarnos si permanecemos fieles a pesar de los muchos obstáculos y adversidades que enfrentemos en la vida. Si perseveramos a pesar de los problemas, afanes de la vida, oposiciones de todo tipo e incluso persecuciones por hacer lo correcto; recibiremos en su momento la recompensa que viene de arriba.
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