Hechos 2:3-4
En los tiempos de Jesús se presentó un fenómeno nunca antes visto: el hijo de Dios se manifestó a la humanidad y para demostrarlo, hizo con el poder de Dios grandes señales y prodigios; de modo que la humanidad de la época pudiera corroborar que no se trataba de un hablador mas como tantos que han venido al mundo.
Sin embargo, a pesar de todas las grandes señales que hizo, muchos no creyeron y cuando se fué, muchos creyeron que ahí acabaría todo. Fué cuando envió al Espíritu Santo, el cual le daría poder a sus fieles para demostrar su enseñanza con señales milagrosas como las de Cristo. Hoy en día los métodos han cambiado, pero el mensaje sigue siendo el mismo y nuestro deber es compartirlo con la mayor cantidad posible de gente a fin de que sean muchos más los que disfruten del privilegio de vivir en comunión con Dios por medio de Cristo.
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