16 de abril de 2020

¿Podemos agradar a Dios?


Sean, pues, aceptables ante ti mis palabras y mis pensamientos, oh Señor, roca mía y redentor mío.
Salmos 19:14 

Hace mucho en una conversación sobre Dios y el libre albedrío, recuerdo que mi interlocutora me contó que una de sus profesoras se caracterizaba por ser odiosa y decía que "Dios la hizo así y no puede cambiar". Tal vez nos parezca absurdo éste argumento, pero es más común  de lo que parece.

El problema es que se nos hace más fácil echarle la culpa a alguien más que hacernos responsables de nuestros actos. Dios nos hizo con la capacidad de decidir y nuestra mentalidad, aunque está constituida por nuestras viviencias, la gran mayoría está formada por como la entendemos. Es decir, un insulto puede ser tomado como tal o como una broma dependiendo de como lo veamos. Dios desea que cuando lo busquemos sea por voluntad propia, no a la fuerza, por ello aunque él nos hizo, solo le agradaremos si tenemos en cuenta su opinión sobre nuestras acciones, palabras y pensamientos.
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