Es mejor refugiarse en el Señor
que confiar en el hombre.
Salmos 118:8
Si tuvieras que construir tu casa y te dieran a elegir entre un terreno rocoso y uno pantanoso ¿cuál elegirías? Por simple lógica, en lo personal elegiría el terreno rocoso, ya que por bonito que parezca, en el pantanoso tarde o temprano la casa de acabaría hundiendo y sería grande la ruina. Del mismo modo, en la vida debemos elegir en qué terreno construir nuestra vida.
Así es, tenemos ante nosotros las dos opciones: de nosotros depende si elegimos a Dios, el cual es el terreno rocoso. Y el mundo humano, el cual aunque puede parecer llamativo es muy inestable, tal como el terreno pantanoso. Lo cierto es que ningún ser humano tiene la capacidad absoluta de garantizar su futuro ni el de nadie. Pero Dios mismo es quien maneja la realidad, en su palabra nos invita a encomendarle nuestros asuntos y confiar en que puede y quiere darnos lo mejor.