pero el Señor juzga los corazones.
Proverbios 21:2
A pesar de que existe una noción generalizada de lo que es bueno y lo que no lo es, en la mayoría de los casos si le preguntamos a alguien por qué hace lo que hace, lo más probable es que busque justificarse, es decir, que trate de convencernos de que lo que hace es correcto por tal o cual motivo. Lo cual es natural, debido a que nadie emprende algo si no cree que es la mejor opción.
No obstante, este tema es recurrente a lo largo de la historia de la humanidad, tanto así que hace miles de años, el rey Salomón lo notó y lo plasmó en su libro de Proverbios junto con una respuesta, y es que independientemente de lo que consideremos bueno o malo, es Dios quien tiene la última palabra, ya que él nos hizo y por ende, tiene la potestad para decidir qué es lo bueno y lo malo para nosotros.
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