Tu amor es mejor que la vida; por eso mis labios te alabarán. Te bendeciré mientras viva, y alzando mis manos te invocaré.Salmos 63:3-4
Leyendo sobre los reyes que subieron al trono después de Salomón, noté que uno tras otro, Dios buscaba en ellos un corazón como el de David, es decir, que le amaran y obedecieran a pesar de sus debilidades, como lo hizo su siervo David hasta el fin de sus días. Pero solo hallaba en ellos indiferencia, eran personas que le daban la espalda por aferrarse al poder.
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Por: Álvaro Martínez V.
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