Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.
Romanos 10:13
Según la RAE, invocar a Dios es llamarlo para pedirle ayuda, pero también es acogerse a una ley, costumbre o razón. O sea, amoldarnos a sus gustos, convertirnos en el tipo de personas a la que a él le agradan. A esto es a lo que la Biblia llama arrepentimiento, pues arrepentirse no es darse golpes de pecho sino dejar de hacer lo que sabemos que está mal y cambiar. Dicho en otras palabras, para ser salvos es necesario que cambiemos nuestro estilo de vida para agradar a Dios, entonces él nos rescatará.
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Por: Álvaro Martínez V.
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