Confiar en Dios significa que aunque no sepamos cómo, descansamos sabiendo que él tiene todo bajo control y nos cuida con la dedicación que solo él puede tener. Sabemos que intervendrá en el momento y de la manera precisa. Esa convicción nos hace que vivamos tranquilos y contentos aunque aparentemente no haya motivos para alegrarse. Somos felices porque sabemos que somos amados, atendidos y protegidos por Él.
El salmista lo sabía y por eso dijo:
Pero de día mandará Jehová su misericordia,
Y de noche su cántico estará conmigo,
Y mi oración al Dios de mi vida.
Salmo 42:8--
Por: Álvaro Martínez V.
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