Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios.
Hechos 4:31
Lo que marca la diferencia en la vida cristiana no es solamente nuestra determinación de agradar a Dios. Es necesaria la ayuda de su Espíritu, pero lo uno no invalida lo otro. ¡Debemos esforzarnos también!
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Por: Álvaro Martínez V.
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