Por consiguiente, queda todavía un reposo especial para el pueblo de Dios; porque el que entra en el reposo de Dios descansa también de sus obras, así como Dios descansó de las suyas.
En la vida tenemos muchos afanes, parece que se encarga de brindar problemas a la medida de cada uno, desde los niños que solo piensan en jugar, pasando por el hombre o la mujer que se parte el lomo a diario para proveer para su familia, hasta la persona más adinerada. Todos tenemos problemas de una u otra forma que debemos resolver si queremos vivir tranquilos.
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Escrito por: Álvaro Martínez V.
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