Puedes irte —le dijo Jesús—; tu fe te ha sanado. Al momento recobró la vista y empezó a seguir a Jesús por el camino.
Marcos 10:52
Hay quienes se basan en este tipo de versículos para afirmar que la fe y la oración en sí mismas tienen un poder especial. De ser así, no importaría en quién o qué creyéramos porque el misterioso poder de la fe se activaría con solo creer que sucederá algo que deseamos. No es la fe ni la oración lo que tiene poder, sino Dios, él es quien obra cuando se complace con nuestra fe y oraciones.
Escrito por: Álvaro A. Martínez
Para: minutocristiano.blogspot.com
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