«Jesús le dijo:—Vuelve a tu casa y cuéntales a tu familia y a tus amigos todo lo que Dios ha hecho por ti, y lo bueno que ha sido contigo.El hombre se fue, y en todos los pueblos de la región de Decápolis contaba lo que Jesús había hecho por él. La gente escuchaba y se quedaba asombrada.» (Marcos 5:19,20)
El propósito primordial del Espíritu Santo en la vida del creyente es revestirlo de poder para darles a conocer a los demás la buena noticia de lo que Cristo ha hecho en su vida. «Pero quiero que sepan que el Espíritu Santo vendrá sobre ustedes, y que recibirán poder para hablar de mí en Jerusalén, en todo el territorio de Judea y de Samaria, y también en los lugares más lejanos del mundo» (Hechos 1:8). Cristo les mandó a sus discípulos que fueran por todo el mundo y anunciaran esas buenas noticias a todos (Marcos 16:15). Cuando nosotros, en calidad de discípulos suyos, damos testimonio personal de Cristo, logramos las cuatro metas siguientes:
- Obedecer el mandato de Cristo (Mateo 28:18-20)
- Salvar a otros, arrebatándolos del fuego del infierno (Judas 23)
- Apresurar la segunda venida de Cristo (Mateo 24:14)
- Dar la gloria a Dios por lo que él hizo por nosotros (2 Timoteo 1:8,9)
NOTA: Los anteriores versículos fueron tomadas de la Traducción en Lenguaje Actual de la Biblia con fines ilustrativos. Puedes compararlos con tu versión preferida de la Biblia.
Ver más sobre: ¿Qué hace un seguidor de Cristo?
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