Les di de comer, y quedaron saciados,
y una vez satisfechos, se volvieron arrogantes
y se olvidaron de mí.
Oseas 13:6
No es que Dios necesite nuestra gratitud, como si al estar pendientes de él pudiéramos aportarle algo. Él nos bendice porque nos ama y quiere vernos bien. Y como desea que nos amemos y cuidemos los unos de los otros, sabe que una actitud arrogante no es nada deseable ni conveniente dentro de una comunidad. Por eso, se complace en que recordemos siempre a quien nos dio la mano en tiempos de necesidad, que entendamos que así como nosotros tenemos necesidades, otras personas también las tienen y es nuestro deber ayudarlas en la medida de nuestras posibilidades.
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Escrito por: Álvaro A. Martínez
Para: minutocristiano.blogspot.com
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