El mundo nos enseña a ser materialistas, a acumular la mayor cantidad de bienes posibles para asegurar nuestra estabilidad en todos los sentidos. Nos dice que si damos lo que tenemos nos quedaremos sin nada.
Pero en cambio, Dios nos enseña a compartir lo que tenemos con el que no tiene y nos da ejemplo bendiciendo a buenos y malos por igual (él por su misericordia hace que a unos y otros les vaya bien a veces), y por si fuera poco envió a Jesucristo a morir en nuestro lugar, pues merecíamos morir por nuestros pecados, para darnos esperanza y hacernos sus hijos.
Y respondiendo, les dijo: El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo.Lucas 3:11