A él clamé con mi boca,
Y fue exaltado con mi lengua.
Salmo 66:17
Clamar es llamar a Dios con urgencia, deseando con todo tu corazón ver y sentir, con todo tu ser, su manifestación gloriosa en cada uno de tus asuntos. Él quiere que le ames y te esfuerces por obedecerle con todo tu ser. Porque cuando así lo hacemos, dejamos bien en alto su nombre y cada vez más personas van a querer confiar en él y disfrutar de una relación personal como la de un hijo con su padre.
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