Cuando confiamos en Dios, no es lo mismo que cuando confiamos en un amigo o una persona pudiente, ya que, aunque a Dios no lo veamos como a las demás personas, sabemos por fe que él está presente. Lo otro es que aún la persona más bienintencionada está sometida a los imprevistos, ya que a todos se nos pueden presentar situaciones adveras que nos impidan cumplir con nuestra palabra. No así Dios que está por encima de cualquier circunstancia, él no solo tiene el poder de cumplir con lo que promete, sino que también nos ama y siempre busca nuestro bien. Él no muere, tampoco cambia, por eso podemos confiar que si hizo maravillas entre los antiguos, las puede hacer en nuestros tiempos si en él confiamos.
¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿Quién contra nosotros?Romanos 8:31