Me regocijo en el camino de tus estatutos
más que en todas las riquezas.
Salmo 119:14
El salmista disfrutaba de obedecer los mandamientos de Dios porque entendió el profundo amor que Dios le demostró al darle mandamientos, ya que al obedecerlos no estaba beneficiando a Dios en lo absoluto sino a sí mismo.
Ese Dios que en la antigüedad dio mandamientos y leyes para que a la gente le fuera bien, es el mismo que hoy te dice: Cree en Jesucristo y serás salvo. Él no cambia, él envió a su hijo para que por la fe tú también seas su hijo y al obedecerle te vaya bien en esta vida y después recibas la vida eterna. ¿Cómo no alegrarse por tanto?
Por: Álvaro A. Martínez
Escrito para: minutocristiano.blogspot.com
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