Ahora, hermanos, quiero recordarles el evangelio que les prediqué, el mismo que recibieron y en el cual se mantienen firmes. Mediante este evangelio son salvos, si se aferran a la palabra que les prediqué. De otro modo, habrán creído en vano. 1 Corintios 15:1-2
Cuando leo este pasaje, recuerdo lo que me dijo un amigo que se graduó del seminario bíblico y fue un asiduo estudiante de la Biblia: lo que dicen en los cultos es lo mismo de siempre, no hay nada nuevo. Como él hay muchos que creen saberlo todo y que ya nada los puede sorprender.
Sin embargo, el conocimiento teórico no es el objetivo final por el cual vamos a la iglesia y estudiamos la Biblia, puesto que los fariseos fueron eruditos rechazados por el Señor. El próximo paso consiste en poner en práctica TODO lo que aprendemos de la Biblia, es decir, amar a Dios más que a nada y a nuestro prójimo como a nosotros mismos. El hacer esto nos llevará a esforzarnos cada día por agradar a Dios en todo lo que hagamos.
