A las personas las podemos impresionar diciéndole o haciendo cosas bonitas por ellas ya que no sabrán nuestras intenciones A menos que se las hagamos saber. No así Dios, quién conoce nuestros corazones aún mejor que nosotros mismos y sabe exactamente lo que vamos a decir aún antes de que lo pensemos.
Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. 1 Corintios 13:1
Escrito para: minutocristiano.blogspot.com