2 Corintios 10:17-18
Cuando hablo de alabanza, me refiero al reconocimiento que se otorga a alguien por sus logros alcanzados o por sus habilidades para lograr cualquier cosa que se proponga. Es natural que queramos demostrar nuestras capacidades y talentos. Sin embargo, muchas personas pueden llegar a creer erróneamente que lo que han alcanzado ha dependido únicamente de su propio esfuerzo.
¿Por qué digo erróneamente? Porque independientemente de que nos hallamos esforzado por alcanzar algo, el que se nos den las cosas depende de que Dios así lo permita y si tenemos talentos es porque Dios nos ha equipado con ellos. Entonces ¿de qué nos jactamos? Cuando reconocemos que lo que somos y tenemos es por Dios, haremos como Jesús quien no se mostraba a si mismo sino a su Padre que lo envió. Entonces, como él mismo, seremos mostrados por nuestro Padre.
Escrito para: minutocristiano.blogspot.com
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