Guíame, pues eres mi roca y mi fortaleza, dirígeme por amor a tu nombre.
Salmos 31:3
Los que ponemos nuestra confianza en Dios sabemos que él es fiel y que sin importar cuán adversa y temible pueda parecer la situación que tenemos en frente, salimos bien airados porque Dios se encarga de mover todo lo que sea necesario para que nos vaya bien. Ejemplo de confianza tenemos en el rey David, quien encomendaba al Señor todos sus caminos y le iba bien.
Sin embargo, aunque en la historia del rey David vemos la mano de Dios moviéndose a su favor, también vemos como cuando éste actuaba de mala manera, Dios apartaba su bendición de él y permitía que cosas malas le sucedieran a fin de que aprendiera la lección y clamara a él para recibir su bendición. Hoy nosotros podemos confiar en Dios y clamar a él cuando sea necesario, a fin de que podamos ver su mano moverse a nuestro favor.
Escrito para: minutocristiano.blogspot.com
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