Mateo 6:25
Contrario a lo que algunos piensan al leer este pasaje, Dios no patrocina la vagancia, él bendice y hace prosperar a los que son diligentes. Es decir, aquellos que cada día hacen lo que tienen que hacer para lograr lo que desean y dejan el resto en sus manos.
Así es, hay un límite entre lo que podemos y lo que no podemos controlar. Por ejemplo, si soy comerciante puedo salir a ofrecer mi producto, pero por mucho que me esfuerce no puedo obligar a las personas a comprarlo moldear las circunstancias para que sean ideales, ahí es donde entra Dios, quien controla todas las circunstancias y permite que nos vaya bien.
Escrito para: minutocristiano.blogspot.com
La carrera trae cansancio
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